Remake de Shadow of the Colossus regresa un clásico

Tenía la visión y la ilusión tan fijada en un próximo proyecto de Miyazaki que por momentos no fui consciente de la increíble noticia que se anunció en la reciente edición del E3.  El regreso de un clásico, el remake de Shadow of the Colossus.

El tráiler en cuestión mostraba durante unos segundos la imagen del templo inicial del que fuera uno de mis juegos más queridos, pero mi fijación por ver algo nuevo de From Software me impidió reconocerlo. Pero ahí estaba. Era Shadow of the Colossus, y no era una adaptación al mundo de las 4k, sino, más bien, un remake.

Hay quienes sostienen hoy día que la creatividad está sufriendo una especie de crisis, pero creo que más bien estamos en una era en la que la creatividad está reiniciando su partida, su propia partida al margen de las exigencias y límites impuestos por aquellos que ponen el dinero sobre la mesa. Y como todo nuevo reinicio de la partida, lleva tiempo y esfuerzo.

remake de Shadow of the Colossus

Nuevas ideas o remakes

Hay todo tipo de remakes: interesantes, innecesarios, aunque personalmente tengo un gusto especial por lo nuevo, por la necesidad que me sorprendan constantemente con nuevas historias.

Que conste que me considero un defensor a capa y espada de la esencia de un producto en cuanto a la realización de remakes se refiere, de mantener intactos todos aquellos elementos que contribuyen a que el jugador experimente tal o cual sensación desde que inicia la partida hasta que llega a la pantalla de créditos.

Pero, sinceramente, pienso que hay historias que se merecen una actualización tecnológica y un realzado de aquellas partes que la hacen interesante, y sobre todo aquellas en las que la ambientación cumple un papel narrativo importante. Véase el caso remake de Final Fantasy VII que se nos avecina, al margen de que Square-Enix lo desarrolle o no como se merece.

Es una realidad que en este sentido el remake que hoy nos ocupa no es tan necesario como el del séptimo capítulo de Final Fantasy, ya que tanto su puesta en escena como su narrativa estaban perfectamente presentadas en Playstation 2 hasta el punto de dejarnos con la boca abierta en su momento y hacer que nos sintiéramos sobrecogidos por el tamaño y lo épico de su mundo y sus colosos en apenas 128 bits.




Remake de Shadow of the Colossus

Pero hay algo muy grande que el remake de Shadow of the Colossus tiene ahora la oportunidad de realzar aún más: Su romanticismo y su impresionismo. Romántico por el hecho de que Shadow of the Colossus destaca sobremanera por su capacidad para transmitirnos sensaciones puras, que nada tienen que ver con la razón o lo cognitivo, ya que son más bien sentimientos, sensaciones y  emociones.

Pero ocurre que estas sensaciones y sentimientos no proceden tanto de unos hechos entre personajes como suele ocurrir en el Cine o el Teatro como del encuentro directo con su mundo y sus colosos, algo que es impresionista por definición. Entonces tenemos que su romanticismo se apoya en este impresionismo directamente para ofrecernos más bien sensaciones de sobrecogimiento, de encuentro con la naturaleza o de majestuosidad al observar y sentir lo gigantesco y desamparado de su mundo.

Shadow of the Colossus no son sólo sensaciones, también están muy presentes las emociones

Y hasta ahí entrarían las sensaciones y sentimientos del mundo, pero Shadow of the Colossus no es sólo sensaciones, pues también están presentes las emociones, tales como amor por el cónyuge, el miedo a lo gigantesco, el peligro de morir aplastado o la sensación de estar enfrentando a una muerte más que segura cara a cara.

Por otro lado la pena como emoción bañará el juego durante toda el recorrido, porque al fin y al cabo existe un conflicto emocional en el personaje principal, quien no puede superar la pérdida de un ser amado y está dispuesto a acabar con la vida de unos seres gigantescos que habitan en la tierra a la que ha venido en busca de ayuda si con ello puede conseguir lo que desea: revivir a su amada. Podríamos hablar de la falta de aceptación de la pérdida de un ser querido como base de los hechos que ocurren.

Diría que es esta mezcla de pena y melancolía la que subyace a toda la ambientación de Shadow of the Colossus, como un premisa inalterable que determina tanto la naturaleza de los tonos y texturas que lo recrean como el tono musical hacia el que tienden los compases que nos acompañarán durante esta atemporal odisea.

remake de Shadow of the Colossus

[mkdf_dropcaps type=»normal» color=»#000000″ background_color=»»]E[/mkdf_dropcaps]n este sentido podríamos decir que Shadow of the Colossus es tan entretenido o más por lo impresionista o lo sublime que por lo jugable. Y esta es en cierto modo su principal arma y baza, que es en realidad un arma de doble filo en cuanto a lo comercial, ya que el jugador más casual no suele gustar de movimientos artísticos o no es tan cercano al arte como lo suele ser el jugador más acostumbrado a este tipo de juegos, si se me permite el prejuicio.

Shadow of the Colossus no distaría mucho de ser un mero mundo abierto vacío y sin misiones secundarias si no fuera por el fuerte componente emocional que le acompaña ya desde el menú del juego y que eclosiona nada más empezar, logrando que los trayectos entre un coloso y otro sean un exponente emocional de la intriga, la pena y el impresionismo que su propia historia desencadenan en el jugador nada más empezar.

Si su argumento no tuviera la fuerza y el trato que tiene probablemente Shadow of the Colossus se arriesgaría a ser el juego más poco entretenido de la historia. Pero su historia, su narrativa y su ambientación bien lo valen, funcionando a la perfección como un todo.

Desarrollo del mundo abierto en el remake de Shadow of the Colossus

La aventura de Wanda no es tanto una odisea por la extensión de sus acontecimientos, sino más bien por comportarse como un poema, corto pero muy intenso en cómo cuenta lo que cuenta, donde el tiempo que dura estará ocupado más por sensaciones que sirven de enaltecimiento de la propia naturaleza de su historia y su mundo que por los eventos que acontecerán, que serán más bien pocos y escuetos.

Esto consigue que el mundo de Shadow of the Colossus no sea una mera excusa ajustada a escala para justificar el interés por mostrar unos enemigos grandes en combate, sino que logra hacer muy creíble todo, desde sus acontecimientos y escenarios hasta su fauna, su flora o sus habitantes.

Pero en la parte tecnológica las preguntas obvias no pueden evitar saltar al aire: ¿Mantendrán el mundo tal cual se encontraba en la versión original, o lo rellenarán con más detalle, como fauna o flora? ¿Se mantendrá la relación de tamaños Wanda-colosos del original? ¿Optarán por expandir el tamaño del mapeado? ¿Añadirán nuevos colosos quizá?

Aunque me daría pánico tocar los cables erróneos de la bomba de hype que el anuncio de este remake ha generado y en lo que cualquier error implicaría, sí que apostaría por ensalzar todas aquellas sensaciones que su parte artística nos puede hacer sentir, destacando para ello el tamaño de los colosos o la majestuosidad de sus montañas, ríos, lagos o desiertos, para que disfrutemos con mayor énfasis de los viajes que nos esperan en esta hermosa y desolada tierra, en la que nada es lo que parece ser. En definitiva, explotar aún más su romanticismo y su impresionismo como videojuego.

De momento sólo podemos esperar y soñar con cómo logrará el equipo de desarrollo Bluepoint adaptar este clásico tan grande a la actual generación. La buena noticia es que ya este equipo se encargó de la conversión a HD en Ps3 del original de Ps2, de modo que deben saber perfectamente qué terreno están pisando.

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